Las revelaciones de Román Martínez: el llamado de Caruso que le cambió la vida, la camiseta que le debe Messi y cuando estuvo a punto de jugar en Boca
El ex futbolista de Tigre, Lanús y Estudiantes, entre otros clubes, hizo un repaso de su carrera en dialogo con Bolavip
Román Martínez supo ser uno de los mediocampistas más elegantes del fútbol argentino. Brilló en el ascenso con Tigre, se lució en Primera en el Matador y Estudiantes y jugó una final de https://bolavip.com/ar/copalibertadores
con Lanús. Hoy, a sus 42 años, se desempeña como técnico en las inferiores del Granate y en charla con Bolavip hizo un repaso de su carrera.
-¿Cómo vivís tu vida después de lo que fue tu retiro?
-Tengo ese dolor, todavía lo tengo, lo siento, de no haber tomado la decisión yo de retirarme. La terminé tomando yo pero de otra manera, no en un campo de juego, diciendo ‘hoy es mi último partido y me retiro porque me está costando levantarme a entrenar’. No me pasó eso, me pasó de otra manera. Más allá de que hoy trabajo de algo que me gusta, que me apasiona también, que es totalmente distinto a ser jugador realmente, todavía lo siento a veces.
-Ahora llevás un buen tiempo en las inferiores de Lanús y te quiero preguntar fundamentalmente de aquel chico que empezó en las inferiores en Morón a los chicos que hoy tenés en el día a día. ¿Cambiaron mucho la forma de ser?
-Cambió muchísimo. Muchísimo. Yo hace aproximadamente un año y cuatro o cinco meses que estoy trabajando en Lanús, que me está dando la posibilidad de aprender, de mejorar, de capacitarme, también buscar crecer en esta profesión que es totalmente distinta a la del jugador. Y en base a lo que yo he aprendido de todos esos años de fútbol y también seguir capacitando, mirando y aprender o leer, en el día a día con los chicos también uno va aprendiendo cosas. Tengo que asimilar y tengo que pensar que los chicos de hoy no son como los chicos de antes o quizás no son, quizás no miro a los chicos de antes sino me miro a como era yo.
-¿Y qué diferencias hay entre ese Román Martínez de chiquito y los de ahora?
-Y yo la mayor diferencia que encuentro es que yo miré toda mi vida fútbol puedo mirar cualquier partido. Pero los chicos de hoy no miran tanto fútbol como se miraba antes. Esa es la diferencia más amplia. Después, obviamente, estoy trabajando en un club de primer nivel en la forma de capacitar chicos, entonces está bien organizado y bien nutrido de eso. Yo no me acuerdo tener un gimnasio en inferiores, no me acuerdo tener un GPS, no me acuerdo de tener un nutricionista, no es que no me acuerdo, no lo tuve. Yo creo que toqué una pesa recién a los 19 años cuando ya había debutado en la Primera de Morón y había una posibilidad de venderme o darme a préstamo con opción de compra a otro club entonces me mandaron al gimnasio.
-Eso tiene que ver también con los cambios en el fútbol en general.
-Cambió totalmente. También cambió quizás la cabeza de los pibes que tienen otra mentalidad, otra cabeza, abarcan un montón de cosas. Pero bueno, yo entiendo que si se quieren dedicar o tener esta posibilidad de jugar en Primera,algo de fútbol tenés que mirar, mínimamente mirar tu espejo, en quién te proyectas, por lo menos para entender la posición.

Román Martínez ganó 3 títulos con Lanús en 2016.
-¿Qué balance haces de tu carrera?
-Yo cumplí el sueño que siempre tuve en mi cabeza. De chiquito soñaba jugar en Primera. No sabía lo que me iba a deparar, si me iba a alcanzar, pero fui cumpliendo etapas que fueron hermosas, que miro para atrás y he vivido y he estado frustrado y he llorado y he querido dejar el fútbol también un montón de veces porque es parte del proceso. Mi viejo me secaba las lágrimas y me levantaba y seguía pero también lo tuve a mi viejo que me decía, “Tranquilo, Flaco esto se da vuelta y sigue entrenando”. Eso también fue una ayuda familiar.
-Recién me decías también de algunas cuestiones que en algún momento quizás te hicieron pensar en tirar todo. ¿Vos lo recordás, lo tenés presente ese momento? ¿Cuándo fue?
-En realidad empezó en Morón, en inferiores. Yo debuté a los 17 años, justo Morón estaba inhibido. Debuté en la cancha de Estudiante de Buenos Aires contra Defensores de Belgrano, el partido 1-1. Yo ni sabía, el viernes estaban citados los 30 jugadores del plantel pero Morón estaba inhibido. El sábado a la mañana me levanto temprano, agarramos el diario con mi viejo, “Morón levantó la inhibición” y dije, “No”, yo rogaba ir al banco. Nos encontramos al mediodía para almorzar un sábado en un restaurante para comer todo el plantel junto y me fui esa mañana 11 de la mañana a encontrarme en el restaurante. Ese mismo día ese sábado jugábamos. Y mientras comíamos se levanta el entrenador a confirmar que se levantó la inhibición y dice los 16, en ese momento eran 16, “Vos, vos vos, y vos flaquito”. Cuando me dijo “flaquito”, me lo acuerdo al día de hoy, me temblaron las piernas. De 30, ya voy al banco a los 17 años y no era flaco, era transparente, pura camiseta era
-¿Y entraste?
-Bueno terminamos de comer y el Viejo Guerra, el técnico, dice la formación. Al arco Campagnaro, de dos jugó Casazza, de seis, Manteca López, de tres, Salvatierra. Después jugó Echazú, Espíndola, Madeo. y ¿quién era el volante por izquierda? Me falta uno. Y dice, “Acá va a jugar el flaquito”. Entonces claro, yo no tenía ni cómo avisarle a mi familia que jugaba. Me fui en el micro, imaginándome el partido, cayéndoseme las lágrimas, pensando y nada fue fue uno de los días más más lindos de mi carrera. Impensado, no era programado, no sabía nadie, no sabía mi familia. Fue la primera fecha, empatamos 1-1 . Estamos saliendo del túnel y yo tenía la tribuna de Morón de frente. Imaginándome que estaba ahí mi viejo, que después terminó yendo, mi viejo y un amigo. A veces cuando se va dormir mi nene con el tema del psicólogo me dijo que le cuente un poco mi historia.
-Háblame de esos primeros tiempos en Tigre, en el que estuvieron tan cerca de ser campeón. ¿Es donde te sentiste más cómodo?
-Siempre me preguntan dónde vos te sentiste más cómodo y yo digo que jugué en varios clubes. Y para jugar en varios clubes, en algún lugar lo habré hecho bien para que me quieran.
El paso fugaz por Arsenal y el llamado de Caruso Lombardi que le cambió la vida
“En el último partido que yo juego en Morón, a los 20 años, estábamos jugando en reducido contra All Boys. Era un reducido de ida y vuelta, el primer partido fue en la cancha de Morón, yo jugué un minuto y medio. De un lateral en defensiva nuestro, salimos rápido. En un momento cuando agacho la cabeza me viene una puerta gigante, morocha, grandota. Barros, un brasilero que medía dos metros. Me desmayó. Me despierto recién cuando estoy saliendo de la camilla hacia el lateral. Ahí me llevan para el vestuario, me baño, se me partía la cabeza. Me hicieron los estudios, salieron todos bien. Pero los tres días jugábamos la vuelta y por un golpe en la cabeza no pude jugar”.
“De ahí me fui a Arsenal tres años. En esos tres años viene Alfaro con su cuerpo técnico. Alfaro no viene a la pretemporada porque estaba invitado para un programa, no sé, había una Copa América. Que él estaba de invitado y estaba trabajando para eso. Hicimos mayormente la pretemporada con sus ayudantes y sus profes. Y yo, todos los partidos, los amistosos, los estaba jugando de titular. Y yo me sentía como que iba a tener posibilidad, iba jugar. En ese entonces me llama Caruso y me dice ‘Hola, habla el Negro Barros’. Y así me entró. Y bueno nada, me dijo de venir a Tigre, que quería contar conmigo. Le dije, ‘Mirá Ricardo te agradezco, pero parece que en Arsenal voy jugar o me van a tener en cuenta, estoy jugando todos los amistosos de titular, el ayudante del campo me habla, te agradezco, qué sé yo’.
“Terminó la pretemporada, vino Gustavo, empezó la semana de campeonato y allá entre semana ya juego para los suplentes. La segunda fecha de campeonato juego para el tercer equipo. ¿Qué pasó? ¿Qué hice? Llega el miércoles, hacemos fútbol, no juego, quedo afuera. Yo no entendía, imagínate tenía 23 años, dije ¿qué hice?. Y vamos a Mendoza, antes de subir al micro para ir a la cancha viene el ayudante de campo y me dice que quedo afuera. Tercera fecha, miércoles antes de hacer fútbol y de vuelta afuera. Yo jugaba para reserva, jugué para el cuarto equipo, digo ¿qué pasó? ¿qué hice?. Termina la práctica, me llama Gustavo. Me dice, ‘Román quería comentarte, me acaban de llamar, viene el Marciano Ortiz, viene a Arsenal de San Lorenzo, yo para tener alternando en el banco suplente, prefiero que vayas al otro lado, prefiero que te vayas a Tigre’.
“Me llama mi representante, no lo podía creer y ahí parece que lo llamaron a Caruso. Caruso dijo ‘Que venga, que entrenamos hoy a la tarde y el viernes juega’. Yo había hecho como 50 minutos de fútbol. Salí de ahí, me fui a mi casa y después me fui para Tigre en zapatillas, Caruso me consiguió unos botines, habré jugado 10 minutos. Pero claro, yo el viernes cerraba el libro de pases. Entonces yo no terminé jugando el viernes. Ese viernes fui a firmar el contrato y ya debuté la semana siguiente de suplente contra Huracán, ganamos 2 a 1 en el Ducó e hice el segundo a gol, imaginate. Era volver a vivir”.
-Después Caruso es el que si hubiera dirigido a la Selección…
-¡Me llevaba! ¿Por qué no le dieron la oportunidad una vez? Siempre me nombraba, una vez lo llamé y le dije, “Ricardo, por favor no me nombres más”. Era contraproducente. Vos que lo sientas te lo recontra agradezco, está barbo, buenísima, si vas, llámame, pero no me nombre más. No me quemés.
Las chances de jugar en la Selección Argentina, Boca y River
-Y esa posibilidad tan cercana a la Selección Argentina, ¿cómo fue?
-Era con el Coco Basile, fue en 2007 o 2008. Fue ese año después de ascender con Tigre a Primera División. Un día llegó al entrenamiento, llegó al campo de juego y estábamos haciendo un loquito y por allá estaban hablando Cagna con el Pato Galmarini. Me miraban y se reían, yo por dentro decía “¿estos boludos que de que se ríen?”. Ese día era una práctica de fútbol, en una jugada con un compañero termino tirado agarrándome no sé que me dolía, me había golpeado. Se me acerca a Diego Cagna y me dice “Dale guacho que no te puede lesionar ahora”. Yo lo miro como diciendo ¿de qué está hablando? ¿de qué me perdí?. Termino la práctica, cuando nos estamos yendo todos, me llaman. Me dice “Me llamó el Coco Basile, hay una posibilidad de que te pueda convocar en la gira que tienen porque lo tiene a al Cuchu Cambiasso lesionado, me dice que hay una posibilidad”.
-¿Coco no te llamó?
-No, no. Me acuerdo que era un miércoles, nos fuimos a la Basílica de Luján, iba solo en el auto. Yo necesitaba llorar, básicamente necesitaba llorar primero, contarle esta emoción y esta alegría que tenía en ese momento y bueno nada, la llamé y nos pusimos a llorar con mi mujer. Después en Navarro, a la noche nos juntamos a comer en la casa del Pato Galmarini, me fui para un rincón de la casa y llamé a mis viejos. Pero bueno se terminó frustrando porque se recuperó el Cuchu… Seguramente ahora se estará enterando lo que uno vive. Lo que me pasó a mí era algo que estaba viviendo que de pasar de tres años casi sin jugar en Arsenal a bajar a una categoría, ascender de la manera como ascendimos y con los clásicos que le ganamos en su momento a Platense, Chacarita y Chicago para ascender que si nos ponían en el Barcelona enfrente le ganábamos, después afianzarme en Primera División los primeros semestres, hacerlo bien y pelear el campeonato con Lanús en ese momento, a tener esta posibilidad de Selección tan rápido…Lo único me faltó porque después pude salir campeón.

Román Martínez en la final de la Libertadores 2017 ante Gremio.
¿Vos estuviste realmente cerca de jugar en Boca?
-Estaba la posibilidad.
-¿Y en River también en algún momento?
-En River después de salir campeón con Lanús en 2016.
-Contame, contame esas dos.
-Yo estaba en Tigre y Estudiantes ya había golpeado la puerta, porque se retiraba Sebastián y querían contar conmigo, me querían comprar. Encima después lo contratan a Diego Cagna, que yo lo había tenido, entonces Diego también hizo fuerza para que vaya. Estaba como casi todo y un día Boca creo que juega después del campeonato la final de la Libertadores con Corinthians que pierde 2012, entonces al otro día mismo me llama mi represente y me dice “Me llamaron de Boca ¿Qué hacemos? ¿Lo esperamos? ¿Lo escuchamos? ¿Qué quieren?”. Sí, obvio, le digo, claro. Bueno, ahí estiramos la agonía una semana más, Estudiantes también estaba apurado porque ya estaba casi cerrado, hablaba con Diego Cagna. Y mi mujer era bastante gallina, no quería saber nada y bueno, de un día para el otro dijeron que Boca necesitaba un tiempo más de espera. Era respetar a la gente Estudiantes que había puesto los ojos en mí en un primer momento y decidí irme a Estudiantes.
-¿Y la de River?
-Y la de River después de salir campeón con Lanús, yo firmo un contrato un año. Salimos campeón contra San Lorenzo en 2016 y a mí no me habían dicho para renovar. Era jugador libre, me sorprendía.. Termina el año, empiezan las vacaciones que no son muy largas a mitad de año y me junto mi representante que lo había llamado Enzo Francescoli que estaba la posibilidad para ir. Yo me sorprendía de que no me habían llamado de Lanús. Y yo con gente de River no hablé nunca y con gente de Boca tampoco hablé nunca. Un día un día me llama un dirigente de Lanús, me dice que había hablado con mi representante. Cuando hablo con mi representante, no era lo que habíamos planteado y ahí empezó un tira y afloje hasta que un día lo llamó a Jorge Almirón. Me dice, “¿Qué hacés Román? Venite mañana. Yo quiero que te quedes”. Yo le dije que quería escuchar a Lanús y quería un contrato de dos años porque ya tenía 33 años. Me terminé quedando, hablando con los dirigentes y terminé arreglando con los dirigentes y ahí quedo.
El paso por Europa y la camiseta que le debe Messi
-¿Lo enfrentaste a Messi en España?
-Sí, “lo enfrenté”. Estaba de cancha, estuve con el Espanyol y con Tenerife, ambos. El primer año lo enfrenté cuatro veces con el Espanyol porque nos tocó encima de la Copa del Rey, no queríamos morir. Y el segundo año dos veces, me tocó hacer un gol en el Camp Nou. Fue el 1-1, no me preguntes cómo terminó. Nosotros nos enfrentamos con el Espanyol al primer año del Barcelona de Guardiola.
-¿Y tuviste algún cruce, pediste camiseta o algo?
-Era muy pelotudo. Fui muy pelotudo el primer año en España.
-¿Por qué?
-Por mi cultura de calentón de mierda. Perdía, no me entraba un alfiler y ellos lo toman de otra manera. El otro día lo contaba también y decía que uno se tiene que acomodar a esa cultura, si no te acomodás el que termina saliendo no son los otros, terminas saliendo vos. Y al principio como que me chocaba y después lo empecé a asimilar. Jugué 6 veces contra el Barcelona, tengo una camiseta, la de Puyol. Le pedí a Messi, pero en el Espanyol estaba Nico Pareja y le pedía hasta los boxers. Y siempre se la daba él. Y después cuando fui a Tenerife, tenía un compañero, Ezequiel Luna, un rosarino que jugó un Tiro Federal. “Fui al colegio con Messi”, me dice. Cuando y termina el partido me lo cruzo en el túnel a Messi y le digo “Leo, ¿me cambiás la camiseta?”. Me dijo que Ezequiel le había sacado todo. Le digo “Bueno, fíjate si tenés algo”, y le di mi camiseta. No apareció ni la mía ni la de él. Me choreó la camiseta, la tuve que pagar en euros mi camiseta y no me dio nada. Que me dé algo, no importa que sea viejo o nuevo, que sea algo, como un recuerdo de eso
-¿Qué te faltó para hacer un largo período en Europa?
-Cuando me compró el Espanyol, a mí me compró siendo extracomunitario. Ya ocupaba plaza, era algo bastante poco común. Había hecho un gran año en Tigre, era un volante con gol, había hecho como 10 goles, si no me equivoco. El primer partido en el Espanyol el equipo es invitado por el Manchester United a jugar en la despedida de Solskjaer. Yo había llegado hacía cinco días y jugué en Old Trafford todo el segundo tiempo. No lo podía creer. Venía Carlitos Tevez que me hizo dos faltas, en la segunda que me hizo le digo que me cambie la camiseta. Cuando terminó el partido, viene el vestuario, me golpea la puerta y me da la camiseta. Fenómeno. La 32 de Manchester United.

Román Martínez marcando a Messi en un clásico catalán.
–¿Habías ido solo a España?
-Al principio sí, después vino mi novia, que después fue mi mujer. Pero nada, me costó un poco la adaptación. No andaba bien, yo no me sentía el de Argentina. Me vivía resbalando con el pasto, quería controlar y la pelota se me iba dos metros o tres metros más adelante y yo por dentro decía “no puedo jugar”. Empecé a adaptarme con eso, cambié los botines y fui modificando y me empecé a sentir mejor. Yo terminé el año con 8 goles. Y los últimos 6 meses vino Mauricio Pochettino, su primera experiencia. Después vino la pretemporada, necesitaban traer jugadores, yo seguía siendo extracomunitario, empezó a sonar mi nombre, me llamó el director deportivo del Tenerife, le dije, “No, yo estoy bien acá”. Terminé hablando con Pochettino y con su ayudante de campo. Yo no quería saber nada, me quería ir a la Argentina. Lo hablé con mi mujer y nos vamos Tenerife. Había ascendido a Primera y claro cuando yo llegué yo era Xavi ¿entendés?. Pedían más de lo que yo podía, pero no lo hice mal. Descendimos en la última fecha y volvimos en el micro, la gente nos esperaba feliz, contenta habíamos hecho el esfuerzo. El club quería que me quedé jugando en Segunda ahí pero yo me había negado de calentón. Un día me llamó al Pato Galmarini y terminé arreglando mi vuelta a préstamo del Espanyol a Tire y así fue el tercer año.
-¿Y te arrepentís de esa decisión?
-Con el diario del lunes te puedo decir, capaz que sí, ahora no me arrepiento después de todo lo vivido.
El paso por Estudiantes, la charla con Verón y la final de la Libertadores con Lanús
-¿En qué momento entendiste que además de tu juego vistoso, elegante, en Estudiantes había que ir al piso?
-Cuando llegué, en toda la ciudad decían “El reemplazante de Verón”. ¿Cómo voy que reemplazar al máximo ídolo del club? Para el hincha, vos querías ver a Verón, no querías ver a Román Martínez. Entonces claro, al principio, no me estaba yendo mal, pero era como que no alcanzaba. Y lo que a mí me queda es que pude cambiar los murmullos por aplausos, para mí era una situación hermosa. No estuve un año, yo estuve tres años y me podía haber quedado más porque me querían renovar. Y no ser del riñón y al principio ser abucheado, criticado, con el mote que me habían puesto, sin conocer lo que yo podía dar, lo pude revertir. Para mí, yo gané.
-¿Y con la Bruja tuviste alguna charla?
-No. Seba se retiró, pero al año volvió a jugar. Fuimos compañeros.
-Y compartían cancha.
-Él por ahí jugaba dos partidos, dos no. Jugaba un partido, tres no. Así, según si jugaba o no yo iba modificando los puestos. Gracias a Dios jugaba, pero todos me preguntan lo mismo y me hubiese gustado tener una charla de futbol con él, me hubiese gustado.
-Lo tuviste también como presidente.
-Lo tuve como presidente.
–¿Y en ningún momento tuviste esa charla?
-No, porque no podía llegarle o no quería incomodarlo, soy una persona bastante vergonzosa. Pero me hubiese encantado, no somos parecidos pero jugábamos en una posición parecida y me hubiese encantado. Había cosas también en común, el buen pie, hasta físicamente. Un día estábamos haciendo cambios de frente. Y él le pega de una manera especial y la pelota hace lo que él quiere. Entonces le pregunto “¿Seba, vos le das más fuerza o más técnica?”. Y él me contesta, “Cómo venga”. Y yo decía por dentro “¿Para qué le pregunté?”.
-¿Y te queda esa espina de la final de la Copa Libertadores?
-Yo no sé si no nos conocían o qué, pero tuvimos dos situaciones en la ida claras. Pero después el control del partido lo teníamos nosotros y el segundo tiempo como todo equipo ya nos empezó a marcar mano a mano, no podíamos salir, empezaron con algún pelotazo y en ese pelotazo terminaron haciendo el gol. Si perdíamos en octavos no se acordaba nadie de nosotros, pero perdimos la final y sos el peor. Es rarísimo como uno toma partido de distintas cosas. Estuvimos tan cerca que quizás… Pero no me lo va a sacar nadie haber jugando una final de la Libertadores. Marqué al que terminaron vendiendo a Barcelona, Arthur. No es que jugamos contra cualquiera. ¿Qué más puedo pedir?

Román Martínez jugando en Lanús ante Racing.
-¿Y ahora qué? ¿proyectás dirigir Primera División?
-Y voy a ser como siempre fui como jugador, siempre con ambición. Obviamente me capacito, aprendo día día, miro, escucho. Obviamente esto es un aprendiz, no debe ser ni parecido a primera división, estar parado. Me tocó estar en un plantel profesional con Nico Diez en Atlanta, que fue mi primera experiencia. Fui como uno de los ayudantes de Nico Diez, estuvimos tres meses, duró poco. Una velocidad impresionante, acá podés trabajar tranquilo, pueden jugar como vos querés, te lo imaginás, estás formando, pero yo tengo esa ambición, yo quiero dirigir Primera.
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